sábado, mayo 05, 2007

 

El problema de no morir tan rápido

Ha sido muy interesante e ilustrativo el artículo “El problema de no morir tan rápido”del Economista David Tuesta publicado en El Comercio el 2 de mayo. En él advierte cuál será la pirámide poblacional para el Perú en el año 2050, con una casi paridad entre la población joven y la que componga la Tercera Edad. Ello es debido a la disminución en las tasas de natalidad y al crecimiento de la esperanza de vida gracias a los adelantos en la medicina y en la calidad de vida. En resumidas cuentas, nos advierte del envejecimiento de nuestra población y esboza las medidas que el Estado ha de llevar a cabo para entonces a fin de afrontarlas.

Es importante el análisis que hace Tuesta, sin embargo me parece que no termina de resolver el problema. Si esa es la tendencia para el 2050, ¿qué sucederá en el Perú en el 2070, 2090 ó 2100? Por las tendencias reseñadas, la pirámide poblacional se invertirá por completo y la población anciana excederá ampliamente a la joven. Y si nos proyectamos más en el crecimiento de la esperanza de vida, los que hoy rondan los veinte, treinta o cuarenta años son quienes comprenderán ese sector de ancianos: la mayoría de la población que tendría que ser sostenida por cada vez menos jóvenes.

¿Queda solamente resignarnos a lo que vemos está por ocurrir? Podríamos escarmentar en cabeza ajena y ver lo que hacen los países desarrollados, actualmente con baja natalidad: Francia, por ejemplo, que dejó atrás sus antiguos planes de restricción poblacional y hoy paga 1000 euros mensuales a quienes tengan más de tres hijos. En Suecia, las licencias por maternidad o paternidad son de un año, extensibles a cambio de un arreglo salarial. Otro tanto sucede en Canadá. En Alemania, los niños nacidos a partir del 1 de enero de 2007 recibirán 25,200 euros en ayudas familiares.

Efectivamente, si conseguimos desde ahora que la pirámide poblacional se mantenga joven, no tendremos que preocuparnos de los graves problemas por los que tendríamos que pasar en 2050, algunos de los cuales se viven ya en Europa y Norte América. Por supuesto, no se trata de incentivar la natalidad sin más: el Estado debe garantizar que los niños que nazcan contarán con los niveles de vida, de educación y de servicios que aseguren que ellos en su adultez, verdaderamente contribuyan al desarrollo socio económico del país. No por gusto países como Japón, por ejemplo, con un territorio prácticamente sin recursos naturales, es una gran potencia gracias a su población: 127 millones de habitantes en 377 kms. cuadrados. En el Perú somos apenas 28 millones en casi cuatro veces el área de Japón.

Esta tarea parece sumamente difícil que pueda asumirla el Estado. Sin embargo, cuenta con un aliado tradicional, eficaz y muy valioso: la Familia, cédula de la sociedad. Tan simple como eso: las leyes que se emitan para proteger la institución familiar tradicional son muy importantes y de ellas dependemos.

Esperemos que desde ahora se hagan las cosas de manera correcta. Ojalá que muchos, dentro de algunos años, ya ancianos, ya centenarios, podamos contar a nuestro alrededor con muchos familiares que nos mantengan y nos cuiden…


martes, abril 24, 2007

 

Vasectomías

Acabo de leer que en Colombia se busca estimular a los hombres para que se realicen la vasectomía. Como premio, se obtendrían preferencias para ocupar puestos de trabajo en las entidades del Estado, así como la adjudicación de créditos para vivienda. "El Comercio" de Lima introduce esta noticia con el título "Operación Responsable".

No sé qué tan responsable sea...

Que yo sepa, para ocupar puestos en entidades del Estado hace falta estar bien calificado, no mostrar un certificado de vasectomía.
Por otra parte, para obtener un crédito para vivienda hace falta contar con capacidad financiera para reponer el préstamo. Tampoco un certificado de vasectomía.

Por lo visto, con estas medidas se estaría discriminando a quienes sí tienen calificaciones para determinado puesto de trabajo estatal y a quienes sí cuentan con capacidad de reembolso de créditos.

¿Eso es responsable?

Otras recompensas consistirían en la posibilidad de obtener pasaportes y certificados de antecedentes judiciales de forma gratuita. No me parece justo, tampoco responsable.

Esta propuesta obedece al problema que hay en Colombia de gran cantidad de embarazos no deseados. Es un problema similar al que hay en el Perú.
Uganda, país menos desarrollado que nuestros países consiguió disminuir significativamente la tasa de SIDA en el país: de 15% a 5% del total de la población. Lo consiguió con educación. Podemos hacer lo mismo en nuestros países y muy seguramente obtendremos resultados muy satisfactorios: no solamente en lo referido al SIDA, sino también a los embarazos no deseados.

Además, el problema de "sobre-población" está íntimamente vinculado a las clases con menos posibilidades de educación. Si en Colombia se fomenta la vasectomía en las clases sociales más educadas, se cortan las posibilidades de contar con profesionales más preparados que saquen adelante al país.

Por tanto: ¡educación, educación! ¡Eduación a todo el mundo! ¡Eduación sexual, sí, pero fomentando la entrega, el amor, el matrimonio!

domingo, junio 11, 2006

 

6-6-6, el día de la bestia


Por: Juan Chapa
Sagrada Escritura Facultad de Teología
Universidad de Navarra
6 de junio de 2006 Diari de Tarragona

La cuestión numérica

Atención al 6 de junio de este año. El 06 del 06 del 06 sólo se da una vez en cada siglo y recuerda el célebre número de la bestia del Apocalipsis y la figura del Anticristo, 666.

Para más emoción, ese día se estrenará “La profecía”, un remake de aquella famosa película de los años setenta. “The Omen”, en la versión original.

El argumento es que un niño entregado a un matrimonio en lugar del hijo que acaban de perder es en realidad el Anticristo. Los padres sólo lo descubrirán cuando tenga cinco años y les sobrevengan toda clase de espantos.

En el Apocalipsis de Juan, el último libro de la Biblia, el número 666 identifica al adversario de Cristo y sus seguidores lo llevan marcado. Desde el principio han sido muchos los intentos de aplicar este número a un personaje concreto de la historia pasada o contemporánea. Los candidatos van desde Nerón o Trajano, pasando por Lutero, Napoleón o Hitler, hasta Ronald Reagan o Bill Gates.

Como en hebreo y griego las letras se usan como números (A = 1; B = 2, etc.), resulta que todos los nombres tienen un número asociado, que se forma sumando las letras. Así, el 666 puede ser el nombre encriptado de un personaje, conocido por los destinatarios del libro, cuyas letras sumaban esa cifra.

Algunos candidatos

Hasta ahora ninguna de las identificaciones que se han propuesto resulta satisfactoria. La de “César Nerón” es posible, pero presenta dificultades. La variante 616 que aparece en algunos manuscritos antiguos puede aplicarse al “dios César” o a Calígula, el célebre emperador que nombró a su caballo cónsul.

Recientemente, algunos intérpretes sostienen que Juan habría redondeado el 616 en 666 para mostrar mejor el contraste con el nombre de Jesús, cuyo valor numérico en griego es el 888. Sobre el eje de la plenitud, representada en un hipotético 777, Cristo, que excede esa plenitud, y el Anticristo, que quiere llegar a ella y no llega, se entabla la batalla final.

Si Juan estaba pensando en Nerón, en Calígula o en otro personaje de su tiempo, no lo sabemos. Lo que sí sabemos es que toma prestado imágenes de la literatura apocalíptica judía para hablar proféticamente de los combates finales que habrán de sufrir los cristianos antes de la segunda venida de Cristo. Los últimos tiempos se han inaugurado con la muerte y resurrección de Jesús. Desde entonces a la Iglesia le espera una constante lucha contra el Adversario, que será más intensa cuanto más cerca esté el final.

El fondo del problema

En el Apocalipsis el 666 es el símbolo de las fuerzas del mal que defienden, justifican y propagan la deificación del poder, la impostura de un poder que quiere suplantar a Dios. En tiempos de Juan ese peligro estaba representado en el culto divino al emperador. Luego, se ha repetido otras veces a lo largo de la historia.

Han sido muchos los momentos en que se ha vuelto a intentar sustituir a Dios por el hombre. Los actuales también lo son. No hace falta ser muy perspicaz para darse cuenta de que el deseo del hombre de colocarse en lugar de Dios no es cosa del Imperio Romano. Prescindir de la verdad y poner en el trono a los propios gustos es el pan de cada día. No en vano Benedicto XVI advierte constantemente de los peligros de ese relativismo a la carta.

El Apocalipsis, al contrario de lo que muchos piensan, no es un libro tenebroso. Es un libro de consolación. Cristo ha vencido. El día de su resurrección es el día de su victoria y los que tenemos fe tenemos la seguridad de su actuación y de su regreso. Aunque las cosas, en tantos momentos de la historia, no sean fáciles, no hay nada que temer. La bestia será derrotada. Lo importante es estar del lado del vencedor. Preferir el 8-8-8 al 6-6-6.

jueves, mayo 18, 2006

 

¿Ir o no ir al Código...?


A muchos deben haber causado perplejidad las declaraciones del Arzobispado de Lima respecto a la película "El Código Da Vinci". Las palabras de su comunicado son claras: quien asista a ver la película coopera al mal de manera voluntaria.

¿Hay exageración en esta manera de plantear las cosas? ¿Estamos dando demasiada importancia a una película más?
A mi juicio, en el comunicado del Arzobispado de Lima se está llamando a las cosas por su nombre. Para entenderlo mejor, me remito a unos sencillos —y un poco desagradables— ejemplos:

No pretendo ser antichileno ni nada por el estilo, pero si en Chile se hiciera una película sobre la Guerra del Pacífico, si en ella se hablara con falsedades del Perú y de nuestros héroes, ¿iríamos a verla para saber qué dicen? ¿Aun si calumniaran a Grau y a Bolognesi negando sus acciones heroicas, aun si mintieran diciendo que fuimos los peruanos quienes empezamos la agresión?
Una película así generaría las más fuertes protestas en nuestro país y nadie asistiría a verla. Ni siquiera aunque hubiera ganado el Oscar a la mejor película, ni siquiera aunque fuera declarada "Película del Año", ni siquiera aunque su guión se basara en un "Best Seller" a nivel mundial.
Toco el tema de la Guerra con Chile sólo como un ejemplo, porque es uno de los temas más sensibles que afectan a los peruanos.

Para otras personas, esos "temas sensibles" serían distintos: para los judíos el Holocausto, por ejemplo. Mucho dolor causaron en Israel las declaraciones de un personaje público cuando afirmaba que no era cierto que hubieran muerto seis millones de judíos en la segunda Guerra Mundial. ¿Se imaginan una película con semejante argumento proyectada en Israel?

En un caso como en el otro los responsables de esas producciones ficticias podrían decir que "es sólo una película, una ficción..." Pero es que ofenden. Como ofendería que se exhiba una película sobre nuestros padres propalando mentiras y calumnias.

Entonces, estamos en una situación en la que no se trata de "ver o no ver" una película: se trata de Jesucristo, que es mucho más que todos nuestros héroes. Es a Él a quien se está calumniando y ofendiendo. Para los Católicos no es "una película más" cuando allí se dice que Jesucristo no es Dios, que tuvo hijos con María Magdalena y que la Iglesia Católica ha mantenido una gran mentira durante 2000 años...

Como bien dice el comunicado del Arzobispado de Lima, hay cooperación al mal al asistir a esas proyecciones porque "se colabora al éxito económico de quienes han producido o distribuido esta obra (...)". El éxito de un film se mide por el número de personas que van a verlo, se mide por la recaudación que logra. Si asisto a las funciones contribuyo a que se piense que es una película "buena", "taquillera", cuando en verdad ofende a Cristo y a la Iglesia, Madre nuestra.

Por otra parte Dan Brown, con los mensajes que difunde con su novela no solamente niega la divinidad de Jesucristo: si Él no es Dios, ¿Santa Rosa de Lima, San Martín de Porres, Santo Toribio de Mogrovejo, son una mentira? ¿Los mártires, entonces, tuvieron una muerte sin sentido? ¿El Papa Juan Pablo II: ¿predicó falsedades? Su visita a Piura, su predicación en nuestro país ¿fueron unas farsas? Y las preguntas serían interminables...

Lo cierto es que el Cristianismo ha sido durante 2000 años una Religión de Amor; la religión que ha configurado el carácter de la civilización occidental. No es producto de una mentira. Y es un hecho innegable.

Por eso, ante la duda de ir a ver la película "El Código Da Vinci", (ya he sabido además que las críticas que ha recibido en el Festival de Cannes han sido muy duras: es una película mala para los conocedores de cine) copio las sensatas declaraciones de alguien que contestó "Nadie paga para ver cómo insultan a su madre".

viernes, abril 07, 2006

 

Vivir la Semana Santa

Me hizo mucha gracia oír una vez a un joven comentar: "La Iglesia es mala, nos hace sufrir, nos obliga a vivir el ayuno y la abstinencia en Cuaresma y en Semana Santa"... No es verdad, la Iglesia no es mala. Es cierto que el ayuno y la abstinencia están contenidos en los mandamientos de la Iglesia, pero –por supuesto– no para molestar a los católicos sino para enseñarnos a amar.

El Papa Benedicto XVI, al comienzo de la Cuaresma, ha dicho que este tiempo litúrgico no es una carga, sino manifestación de amor. Esto tiene mucho sentido pues, ¿cuál es la mejor manera de demostrar que amamos? La capacidad de sacrificio, por tanto, de sufrimiento; esto es, de dolor. Es así como nos damos cuenta de que nos quieren y de este modo manifestamos nuestro amor a alguien: cuando somos capaces de hacer "cualquier cosa", "aunque me cueste", por el ser amado. Quien no reconoce esto y quien cree que el amor se limita solamente al placer y al "pasárselo bien" está muy equivocado, aún no sabe lo que es amar y sólo conoce el egoísmo puro y duro; el amor es entrega.

Entonces, estamos ante una maravilla: en la Semana Santa a punto de comenzar, se nos da la oportunidad de amar más a Dios, de manifestarle nuestro amor no solamente con unas cuantas palabras, sino con hechos, de verdad. Con sus normas, la Iglesia nos facilita el recordar que en este tiempo especial de preparación para la Semana Santa podemos manifestar nuestro amor con hechos, que no son tantos, sino muy pocos: el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo vivir el ayuno y la abstinencia, y todos los viernes de Cuaresma vivir la abstinencia. ¡Muy poca cosa! Unas cuantas obligaciones, unos cuantos recordatorios que agradecemos, porque quizá si no los tuviéramos, no ofreceríamos nada.

Así, la mortificación, la penitencia, no son cosas "raras", "del medioevo", que propone la Iglesia. Al contrario, se trata de acciones muy actuales: como cuando a diario nos alegramos al leer u oír las noticias, y nos enteramos de un hecho heroico, de una privación voluntaria en favor de otro: exponer la vida, una labor social, ayudas desinteresadas, atención a enfermos... ¡No nos escandalicemos si hay gente que elige sufrir por amor a Dios! ¿Acaso no vemos a diario a mucha gente que sufre, pero por amor propio? No es broma: dietas rigurosísimas, cirugías plásticas, horas de esforzado ejercicio, dolorosos y molestos "piercings"... Son prácticas muy dolorosas que la gente considera habituales... y duelen... ¡y cuestan tiempo, esfuerzo y dinero!

Por eso, ¡qué bueno es vivir con fidelidad estas prácticas de mortificación y penitencia! No son las únicas, pues por amor a Dios cualquiera de nosotros se puede inventar las que desee. ¡Y están al alcance de la mano! Por ejemplo, ¿por qué no en evitamos, al menos en estos días, levantar el tono de voz? ¿O procuramos no tocar el claxon mientras manejamos? ¿O nos esforzamos por llegar temprano al trabajo, universidad o colegio? ¿O sonreímos ante las personas que no nos caen tan bien? ¿U ocultamos el mal humor que llevamos encima, para no fastidiar a los demás? ¡Qué bien nos sentiremos si encontramos tantas manifestaciones de cariño a Dios en las pequeñas cosas de cada día!

Nos disponemos a vivir la Semana Santa, a acompañar a Jesucristo en el camino de la Cruz, para dar su vida por nosotros. No son días cualesquiera, días ordinarios o meros "días festivos". Acompañemos esa ruta de nuestro Señor con nuestra oración, con recogimiento. Son días para rezar, para reflexionar: "Si Jesús dio su vida por mí, toda su vida, si derramó toda su sangre para redimirme, qué hago yo hoy, ahora por Él?"

¡Dispongamos adecuadamente nuestra alma en esta Semana Santa! El Sacramento de la Confesión es llamado también Sacramento de la Penitencia: pedimos perdón por nuestros pecados, por nuestras faltas, no solamente para recuperar la gracia de Dios que habíamos perdido por el pecado mortal, sino por amor: nos duele haberlo ofendido. La Confesión, el propósito de enmienda, son también estupendas maneras de vivir la Semana Santa, no sencillamente para "estar bien" sino porque de verdad amamos a Dios y nos duele haber obrado contra Él.

viernes, enero 06, 2006

 

Cómo pasar unas vacaciones realmente espantosas

Copié este artículo del libro "Pensar por libre" de Enrique Monasterio. Me hizo gracia y lo adapté un poco:

1. Haz como las gaviotas. Únete a la bandada migratoria más numerosa que encuentres, y huye de todo, menos de la multitud. Haz siempre lo que haga la mayoría, que la mayoría no se equivoca jamás. No renuncies al placer de las aglomeraciones ni de los embotellamientos de tránsito en la ciudad. ¿Por qué vas a privarte del entrañable olorcito del micro?

2. Sé fuerte. Que nadie te aparte de tu firme propósito de no hacer nada hasta el inicio de clases. Sigue el ejemplo del Podargo australiano, el ave más perezosa del planeta, que no se mueve ni para comer: se limita a tumbarse sobre una rama, abre su inmensa boca, y se deja alimentar por los insectos suicidas, que entran hasta su estómago para echar una ojeada. Haz tú lo mismo: toma tu bolsa de Doritos y mimetízate en tu cama.

3. Aíslate. Nada como una buena multitud para lograrlo sin esfuerzo. Tápate los oídos con los headphones del MP3, y masajéate los tímpanos con el estruendo de la música a todo volumen. Y no te olvides del Nintendo.

4. No leas nada. No aprendas nada. Deja tu cerebro en reposo letárgico durante todas las vacaciones. Con un poco de suerte, en marzo padecerá una atrofia total e irreversible.

5. Acapara el mayor número de DVD's: menos de cincuenta sería peligroso; podrías caer en la perniciosa tentación de hacer deporte, o, lo que es peor, de leer un libro.

6. Despiértate tarde por las mañanas. Piensa que, cuanto más duermas, más corto te parecerá el tormento de las vacaciones. Lo ideal sería que permanecieras en estado de duerme-vela durante todas las vacaciones; pero, como no es posible, levántate despacito; no corras riesgos, que el infarto acecha donde menos se espera.

7. Al anochecer, imita de nuevo a los podargos, que, como bien saben los ornitólogos, entran en acción a esas horas: devoran toda clase de larvas e insectos, y terminan su jornada entre gritos lastimosos. Según los nativos, esos gemidos anuncian catástrofes, pero más bien parecen producto de su mala digestión.

8. En resumen: no niegues nada a tus sentidos, ni concedas nada a tu inteligencia. Que el refrigerador sea tu amigo inseparable; la televisión tu alimento y tu punto de mira; el Discman, tu lavadora de cerebro... Y los demás —tu familia, los amigos—, meros puntos de referencia, objetos de usar y botar.

9. No te olvides de aprovechar las vacaciones para chismear y chatear con todo el mundo. Nada te amargará tanto la existencia como descargar un poquito de veneno sobre tus enemigos íntimos. Y no pienses que el chismorreo es cosa sola de mujeres. Estamos en una sociedad igualitaria. Todos tenemos derecho a la libertad de expresión.

10. ¿Y Dios?... Lo siento: no soy capaz de llevar la ironía hasta ss últimas consecuencias. Ni en broma puedo aconsejarte que pongas a Dios en naftalina y lo guardes con la ropa que no usas. Pero si, de verdad, quisieras pasar las más tristes vacaciones de tu vida, bastaría con seguir el ejemplo de tantos miles de personas que, en estas fechas, huyen descaradamente de Dios. Se parecen a esos otros que, de vez en cuando, escapan de lo que en teoría más quieren —de su mujer, de sus hijos— en busca de un «desahogo», de un descanso.A éstos, y a los que piensan que las vacaciones son un paréntesis de su fe, habría que recordarles que, quien necesite descansar de sus amores, no sabe amar. El amor es el mejor descanso para el alma y el cuerpo. Y Jesucristo quiere encontrarse con nosotros, también en la playa, donde ya comió pescado a la brasa con sus discípulos, o en la montaña, donde organizó una tarde la gran comida de los panes y los peces.

jueves, diciembre 22, 2005

 

El Milagro de Navidad de 1914

La Navidad de 1914 fue muy especial, porque sucedió en plena Primera Guerra Mundial. En efecto, solamente unos pocos meses antes habían tenido lugar una cadena de declaraciones de guerra entre las naciones europeas, dando lugar a la "Gran Guerra" como se la conocía hasta la Segunda Guerra Mundial.

Esta contienda europea es también trístemente célebre por la llamada "guerra de trincheras" entre los países combatientes: kilómetros y kilómetros de zanjas excavadas frente al enemigo, solamente para esperar que el bando contrario cometiera un error. Así murieron muchos soldados, con solo asomar un poco más la cabeza por sobre la protección que la trinchera ofrecía, para caer muertos ante la pericia de un francotirador enemigo.

En diciembre de 1914, había llegado al ejército inglés un informe de inteligencia en el que se aseguraba que los alemanes atacarían con fuerza en la misma noche de Navidad. En tensión, los soldados británicos apostados en la "tierra de nadie" en Ypres (Bélgica) esperaban cualquier movimiento sospechoso del enemigo para contra atacar. De pronto, uno de los vigías advirtió la aparición de unas tenues luces en el lado alemán, con lo que dio la voz de alerta para prepararse para el ataque. Sin embargo, nada sucedió. Las luces se multiplicaron, y con la ayuda de binoculares, los ingleses se llenaron de asombro al constatar que se trataba de árboles de Navidad en las trincheras. Pronto se oyeron con claridad agradables voces en alemán cantando villancicos: "Stille Nacht, heilige nacht..." "Noche de Paz, noche de amor...".

Según cuentan algunos, varios soldados ingleses se animaron a cantar también desde sus posiciones villancicos en inglés, con lo que el intercambio de balas de los meses anteriores se transformó en un intercambio de villancicos.

Entrando un poco más en confianza, soldados alemanes comenzaron a gritar en un inglés aproximado "We don't shoot, you don't shoot!" ¡No disparamos, ustedes no disparen! Sin embargo, la duda y el temor no se habían disipado del todo.

Algunos alemanes salieron de su trinchera con las manos en los bolsillos, para asombro de los ingleses. Salieron también dos de estos últimos de la suya y se pusieron a hablar con los enemigos. Uno de los alemanes dijo "Yo soy sajón, tú eres anglosajón. ¿Por qué nos peleamos?" Acordaron no disparar para poder enterrar a sus muertos. Incluso tuvo lugar una celebración fúnebre conjunta, para enterrar cadáveres de ambos bandos, con el capellán de uno de los ejércitos.

Más aun, se intercambiaron regalos: algunas pocas cosas que habían recibido de sus familias las intercambiaron con los soldados del otro bando. Quien no tenía qué dar, se despojaba de los botones de su casaca para que quedaran como recuerdo. Otros mostraban fotos de sus familiares, cartas, recuerdos íntimos...

¡Alemanes y británicos llegaron a jugar un partido de fulbito! Unos dicen que terminaron 2-1, otros que 3-2, siempre a favor de los alemanes.

Con tanto trato personal, los soldados comenzaron a ver a sus enemigos como personas como cualquier otra. A los ingleses les habían llegado crueles noticias de los excesos que soldados alemanes habían cometido en poblaciones civiles —matanzas y ultrajes de los más despiadados— y en plena "tierra de nadie" se encontraban con que eran tan humanos como ellos mismos...

¡Maravillosamente, había tenido lugar una tregua de Navidad, que nadie quería romper! Por lo que se sabe, no sólo se dio en Ypres, sino también a lo largo de buena parte de la disposición de trincheras en el frente de guerra.

¡Cuánta paz sentían los soldados al saber que no iban a ser disparados si caminaban libremente! ¡Hasta las aves volvieron a volar por sobre la "tierra de nadie". ¡Era un auténtico milagro de Navidad!

Sin embargo, ambos bandos sabían que se trataba de una tregua de soldados rasos, a espaldas de sus respectivos estados mayores. Entendieron que no podría durar mucho, pero se las ingeniaron lo mejor que pudieron para alargarla.

Como en aquella ocasión, en la que un oficial del ejército inglés se acercó a la trinchera para hacer una inspección. De pronto, el oficial advirtió que en la trinchera enemiga un soldado al que se le podría disparar y ordenó al soldado que tenía más a la mano a que lo hiciera. La orden fue obedecida de inmediato, pero el soldado "falló": el alemán ni se inmutó. El oficial volvió a ordenar que dispare y el soldado inglés trató de hacer que su bala pase más cerca del enemigo... para que se dé cuenta de la situación. Al tercer disparo el alemán entendió que se le estaba dando un aviso, y se echó al suelo con estrépito y con los brazos en alto. Satisfecho con la acción, el oficial inglés se retiró del frente.

Tanto silencio no podía pasar por alto para el Estado Mayor, como era evidente y cuando se dieron cuenta de ello en ambos bandos, los altos oficiales comenzaron a presionar para que se reanudasen las hostilidades. En algunos frentes la tregua no solamente duró unos pocos días, sino hasta el fin de mes. Puesto que la situación ante sus superiores se tornaba insostenible, en algunos frentes se hicieron "acuerdos" para avisar cuándo terminaba la tregua: tres disparos al aire, dos disparos al aire, una pausa, cosas por el estilo: para dar tiempo suficiente a que los rezagados se vuelvan a ocultar en sus trincheras.

Así continuó la guerra, y murieron cerca de nueve millones de personas hasta que se firmó la paz.

Los altos mandos de ambos bandos tomaron cartas en el asunto para que una situación parecida nunca más pudiera darse: se hizo rotar a los soldados de sus fronteras para que no hubiera posibilidad de tratar más de cerca al enemigo, en especial en la temporada de Navidad para evitar sentimentalismos. Se cuenta la historia de un capitán del ejército británico que fue condenado a muerte por su estado mayor por "confraternizar con el enemigo" en la tregua de Navidad del '14. El mismo rey Jorge de Inglaterra tuvo que intervenir para que se le perdone la vida.

Alfred Anderson, hasta hace poco el hombre más anciano de Escocia, con 109 años, falleció en noviembre de este año. Él era el último testigo de esa tregua navideña. A él la tregua de Navidad le tocó en Francia y duró solamente un día. Pero la vio y la vivió, estuvo con los alemanes, departió con ellos. Fue un hecho real. Es verdad que hay Paz de los hombres de buena voluntad. Que en estas Navidades, muy cerca del Niño Dios, cada uno de nosotros podamos también transmitir la Paz que irradia el Belén y que es capaz de detener una gran guerra.


This page is powered by Blogger. Isn't yours?